Las normas ISO se ponen ecológicas: el cambio climático entra en escena
Si algo hemos aprendido en los últimos años es que el cambio climático ya no es un problema del futuro, sino del presente. Y las normas ISO, que llevan décadas marcando la pauta en la gestión de calidad y medio ambiente, han tomado nota. En febrero de 2024, la ISO y el IAF (Foro Internacional de Acreditación) anunciaron un cambio clave: ahora, normas como la ISO 9001 y la ISO 14001 deberán considerar el impacto del cambio climático en las operaciones empresariales. En otras palabras, ya no basta con hacer las cosas bien, ahora también hay que hacerlas de manera sostenible.
¿Qué significa esto para las empresas?
Para empezar, cualquier organización que esté certificada o busque certificarse en estas normas tendrá que preguntarse: ¿cómo afecta el cambio climático a mi negocio? Y, más importante aún, ¿cómo afecta mi negocio al cambio climático? No importa si hablamos de una fábrica de autos, una empresa de software o un restaurante; todas las industrias deberán evaluar riesgos ambientales y tomar medidas para reducir su huella de carbono.
Uno de los puntos más interesantes de estas enmiendas es que impulsan a las empresas a ser más proactivas. No se trata solo de reaccionar ante eventos climáticos extremos, sino de anticiparse a ellos y adaptar los procesos internos para minimizar el impacto ambiental. Desde el consumo energético hasta la gestión de residuos, cada detalle cuenta.
¿Cómo afecta esto al día a día en el trabajo?
Si trabajas en una empresa con certificaciones ISO, seguro que notarás algunos cambios en la rutina. Es probable que se implementen nuevos indicadores ambientales, que haya más auditorías enfocadas en sostenibilidad y que los planes estratégicos incluyan acciones concretas para mitigar el impacto ambiental. También podríamos ver más formación en temas de eficiencia energética, reducción de emisiones y hasta innovación en procesos más ecológicos.
Y aunque esto pueda parecer un reto, también es una gran oportunidad. Cada vez más clientes y consumidores buscan empresas comprometidas con el medio ambiente. Adaptarse a estas nuevas exigencias no solo hará que las compañías sean más responsables, sino que también las hará más competitivas en el mercado.
¿Hacia dónde vamos?
Esta actualización de las normas ISO es un reflejo de un cambio global: la sostenibilidad ya no es una opción, es una necesidad. Y si bien aún queda mucho por hacer, la integración del cambio climático en los sistemas de gestión es un paso en la dirección correcta. Ahora el reto es para las empresas, que deben asumir esta transformación con responsabilidad y visión de futuro. La pregunta no es si deben hacerlo, sino cómo lo harán. Y eso, sin duda, marcará la diferencia en los próximos años.